Disfruta de nuestro Sponsor.

Translate

viernes, 10 de abril de 2015

Mi nuevo apartamento (Parte I)



Ella pensó en ese instante, cuando abrió los ojos, que había tenido un sueño, que por más que intentó… no pudo recordar. Las gruesas cortinas de algodón, un adorno para la habitación obsequiado por la madre, daban un completo ambiente de abstracción del mundo, tanto que ella dejaba enteramente a su reloj biológico el instante de despertar a la hora precisa, por esas cosas raras de la vida que casi nunca le fallaban. Sin embargo, sintió en ese momento, que aún era muy temprano, que su reloj biológico sufrió un adelantamiento inesperado, e intentó recordar de nuevo el sueño sin éxito. Buscó a tientas su reloj de pulso, sobre la mesa de noche, dándose cuenta que era solamente las 2:43 de la madrugada. Suspiró y dio dos o tres vueltas en la cama, y se dispuso a dormir de nuevo. Pasados unos pocos segundos, se sorprendió cuando en su intento de dormir notó, por ardor, que tenía los ojos abiertos, mirando entre la oscuridad un espacio que se le antojó en ese instante, muy tenebroso; así que los cerró inmediatamente…

Necesitaba dormir. No quería ocupar la mente pensando en lo que no recordaba del sueño, pues eso la iba a desvelar y tenía que levantarse a las 5:30 am. Hace poco, dos semanas tal vez, había comprado el apartamento y hace tres días se había pasado a vivir ahí, sola. Tenía que trabajar con buen rendimiento para pagar las cuentas, y se conocía muy bien en esos días cuando no había tenido una buena noche: «Mañana recordaré el puto sueño», pensó, aplicando un tono a su pensamiento, como ordenándose a dormir ya.

Cuando volvió a abrir los ojos, se sintió tan confundida, que creyó que el sueño no recordado, había sido ese instante cuando despertó en la madrugada, cuando olvido cerrar los ojos para dormir (sonrió), cuando los cerró al experimentar que la oscuridad era una pantalla donde se proyectaban sus temores . Se incorporó en la cama, y buscó de nuevo su reloj… 5:32 am. Lo dejó nuevamente sobre su mesita de noche, y se acostó de nuevo, murmurando entre dientes: «Cinco minutos más»… que no fueron tres. Con determinación se levantó a preparar un café muy cargado y ducharse… un mal día inicia con una mala actitud, siempre se repetía. Estuvo lista justo a tiempo, para ir a trabajar, y la mañana le pareció tan hermosa que de camino a sus labores, fantaseó toda una vida llena de alegrías; saludó a sus nuevos vecinos, que la saludaban a la vez con una extraña reserva, que no pudo dejar pasar desapercibida. Entonces recordó de nuevo que había soñado algo antes de despertar casi a  las 3 de la mañana… Siguió su camino al trabajo, pero absorta ahora, en un pensamiento que no podía develar: «¿Cómo sé que soñé algo, si no recuerdo lo que soñé». Detestaba estar en esa posición; la filosofía no era nada cercano a alguna de sus actividades favoritas… pero los seres humanos a veces terminan haciendo cosas que no les gusta. Entonces recordó las palabras del padre: “Cuando sientas que estás haciendo algo que no te agrada, piensa en cómo puedes usar eso para las cosas que sí te gustan”… La chica lo intentó, pero no pudo aplicar los consejos de su padres, así que simplemente se repitió: «Un mal día inicia con una mala actitud»… Y no necesitaba un mal día, no ahora.



Zona D-Relatos Copyright© 2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Disfruta de nuestro Sponsor.