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miércoles, 3 de junio de 2015

No es un juego I

Tres amigas se reúnen una noche de viernes en la casa de una de ellas para practicar el juego de la ouija por primera vez. Lía, la anfitriona, compró la tabla a escondidas de los padres, que le habían prohibido rotundamente realizar ese tipo de cosas, por todo lo que salía en las noticias; pero en el fondo era porque ellos mismos creían, y les llegaba a inquietar una historia sobre algo relacionado con un galo desquiciado que había vivido en esa casa por allá en los años 20’s. Confiados en el cumplimiento de las recomendaciones, los padres de Lía viajaron ese viernes en la tarde a Miami, ignorantes que las chicas tenían ya todo planeado para su experiencia… paranormal.

Las otras dos amigas eran Angie y Dina, quienes obtuvieron el permiso de sus familias, diciendo que ese fin de semana acompañarían a su amiga Rosalía, que iba a quedar sola en casa durante dos días o tres. Ninguna de las dos familias vio objeción, esas compañías eran rutinarias.
A las 11:15 de la noche, antes de realizar el ritual para el juego, debieron realizar primero el ceremonial familiar… llamar a sus padres y hacerles saber cómo se encontraban, mientras Lía enciende velas en el salón de reunión:

Viernes, 23:17 horas
Angie: Sí, mamá… estuvimos haciendo muchas cosas y estamos rendidas, ya nos vamos a dormir. Besos a papá… Hasta mañana. Te quiero.
Dina: Hola papi. Sí, vamos a ver una película ahora y nos acostamos a dormir… (ríe). Sí, una de miedo. Pero si da mucho miedo no me la sigo viendo (ríe). Los extraño, besos. Los llamo mañana.

23:26 horas
Lía: Listo chicas… Todo está listo.
Dina: ¿Y para qué tantas velas? Está como para un incendio.
Angie: Cállate boba, no pienses en esas cosas.
Lía: Al final se apagan y las guardamos, no nos vamos a quedar dormidas con las velas prendidas.

23:29 horas
Lía: Dinalín, apaga la luz.
Angie: Esto se ve tétrico.
Dina: ¡Ay! Sí… ya me está dando susto.
Lía: Bobas, tranquilas… para eso debemos hacer primero una oración. Tómense de las manos y cierren los ojos… “Nada de lo que aquí suceda nos afectará, nada de los que aquí ocurra nos dañará. Las fuerzas del bien superan a las del mal y estas tres personas que jugarán la ouija… estaremos protegidas.”
(…)
Dina: Eso no parece una oración, sino como un conjuro o algo así.

23: 35 horas
Lía: Chicas, debemos poner nuestro dedo índice de la mano derecha en esto que es el oráculo. No debemos presionar, ni hacer fuerza, no debemos apoyar los brazos en la mesa… sólo poner el dedo suave, y una vez puesto no se puede retirar hasta que cerremos la sesión. Esto es importante.
Angie: ¿Por qué?
Lía: Dicen que si se retira bruscamente los dedos, queda abierta la puerta a los espíritus.
Dina: Ya no quiero hacer esto…
Angie: Boba, sólo hagamos las cosas como son y no nos preocupemos. Igual, esto es para divertirnos, porque no es cierto.
Lía: Sí, vamos sólo a ver qué pasa (ríe nerviosamente) Pongan sus dedos chicas… ¿listas?... (suspira)… ¡Queremos comunicarnos con los espíritus! ¿Hay algún espíritu presente?...


Angie y Dina se miran una a la otra con cierta angustia, y la presión mental de no retirar por ninguna razón el dedo índice del oráculo.


Zona D-Relatos Copyright© 2015


Gracias por leernos, los relatos que se escriben en esta revista ZONA D, son completamente originales pensados para todos nuestros lectores.
Gracias también a todas las personas que nos retroalimentan con sus comentarios… Saludos a Jorge Cañez, María B. V., Eva Carballo, Vanessa Vásquez, María Constantino Diaz, Luz Sáenz, Mary Pérez, Ivana Montt, Marina Ruiz, Walter KI, Gi Gise… y gracias a todos los demás que de alguna manera interactúan, enriqueciendo nuestra labor. Como dijo el maestro… “Gracias totales.”

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